Desde chiquillo estoy acostumbrado al vaivén, a la mudanza, al reacomodo de muebles, al cambio de rumbos; sin embargo a pesar de todo ese trajín, mi vida no ha sido tan agitada como pudiera pensarse.
Me explico, los cambios físicos o
materiales, son hasta cierto punto normales, los emocionales, sentimentales o
intelectuales, tienen que ver más bien con otras condiciones, desde luego el
tiempo, el entorno, los intereses, pero finalmente a pesar de todo lo que se
acumula, seguimos siendo básicamente los mismos.
Por ejemplo, se encuentran los
sentimientos más primitivos o naturales que nos acompañan básicamente como
software pre-instalado, la emoción, la frustración, el gusto, la satisfacción,
el enojo, son sentimientos que por muy crecidos que estemos, en primer plano se
manifiestan del mismo modo. (Habría que buscar como festejo Oribe Peralta su
primer gol en la colonia)
Después vienen aquellas
sensaciones que nos conviene disimular, que no nos gusta mostrar o que, en todo
caso, tenemos que evitar para “encajar” o no ser “buleados”, aquí entra todo
aquello que regularmente es permitido o tolerado en casa, pero no en el mundo
exterior, cuenten ustedes infinidad de cosas, desde la frazadita que muchos
usan para dormir y sentirse tranquilos, hasta los trastornos obsesivos por
contar las escaleras de 8 en 8 o por hacerlo todo 32 veces. (Me proyecté)
Más tarde, para algunos demasiado
tarde, vienen los sentimientos que DEBEMOS controlar, para poder vivir en paz,
para poder crear armonía en nuestras relaciones, para salir adelante en un
mundo en el que los demás esperan al menos eso de nosotros.
Muy lejos de lo natural, lo esencial,
lo permitido, lo aceptado y lo ideal, se
encuentran aquellos seres que son capaces de controlar y manipular sus
sentimientos, no como fríos calculadores, sino como expertos que se conocen y
se limitan a placer, ellos son los que controlan la escena, los que dominan en
el mundo, lo mismo políticos, intelectuales, líderes espirituales, que amas de
casa, meseros, choferes o delincuentes, estos seres de auto-control, van
marcando el camino.
Por ahora defiendo la teoría de
que en lo personal y en lo colectivo, siempre somos los mismos, que cambiar no
nos aleja de lo que intrínsecamente fuimos o somos, pongámoslo así: somos el software
de fábrica, que descarga actualizaciones de vez en cuando y dependiendo de
nuestras capacidades, intereses y necesidades, vamos descargando aplicaciones
útiles pasa esos fines, sin embargo, seguimos siendo los mismos, a pesar
incluso de lo que hagamos con el hardware.
Pareciera entonces que el cambio
se limita, pero no, por el contrario los grandes cambios se dan a pesar de lo
que somos desde la base, el ejemplo del día es la selección de futbol olímpica,
jugaron, convencieron y ganaron como mexicanos, dieron el paso que ya han dado
dos veces los chavos de la sub-17, no temieron fallar, ellos no recuerdan,
incluso no vivieron los episodios de los penales, de los cachirules, son otra
generación, de mexicanos, con la misma base, pero con actualizaciones muy
interesantes.
Si no me creen que somos los
mismos, denle una revisada a las “nuevas” listas de diputados y senadores.
REGRESAR.
Por otro lado, ¿qué entendemos
por regresar?, según el diccionario de la RAE, puede ser volver al lugar de
donde se partió o devolver o restituir algo a su poseedor; en el caso del PRI a
los pinos, efectivamente el partido regresa a donde todo se gestó, al poder,
con una base o un software de fábrica que se ve lejos, brumoso y espeso, pero
con muchas actualizaciones, aplicaciones y sobre todo con una gran expectativa
de lo que sucederá con esta nueva oportunidad para todos.
En la vida es diferente, regresar
no es recomendado, aunque sí muy deseado, desde luego que a cualquiera le gustaría
volver a la comodidad de la casa materna, de la infancia o simplemente a
cualquier situación que mejore la actual, pero en ello también va la segunda
definición del RAE, porque nadie nos puede regresar algo que ni siquiera es
nuestro, muy a pesar de ser nuestro pasado, nuestros recuerdos, el tiempo y lo
que hicimos con él, no nos pertenecen.
Pero amablemente la vida nos
brinda de vez en cuando segundas oportunidades, o terceras o cuartas, para
cambiar lo que no funcionó y con el software de fábrica intentar reiniciar
nuestro ordenador para encontrarle mejor uso, finalmente mientras el hardware
responda, no habrá virus, spam, programa, persona o situación que acabe con
nosotros terminantemente… por eso yo, cambio para poder regresar.
PD. El hakuna matata pasado
generó una serie de alertas y confusiones de quienes enajenados por el título
sugerente se dejaron llevar, me reitero a sus órdenes en la misma oficina que
ocupo desde septiembre pasado en horario laboral y permanentemente en la
amistad que les refrendo.
Lo que resulta pertinente aclarar
es que el tiempo dedicado a la escritura y publicación de éste espacio está
dentro del que todos conocemos como libre.
La cetosis casi llega a su fin,
tras 28 kilos perdidos he entrado en una nueva etapa del tratamiento en el que
ya puedo comer, por lo que me fui a refinar un hotdog a “Barracuda” en la
condesa y después a ver de Roma con amor, ambas actividades, altamente
recomendables.
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