Siempre considero a las lecturas,
por su utilidad, por la agilidad de mi comprensión y por el tamaño del
contenido, valoro mucho cuando para cuestiones prácticas como el trabajo o la
escuela, los materiales de lectura son breves y concisos, lo suficientemente
sólidos y claros; por otro lado, aquellas lecturas que son para mi diversión,
deben ser largas, entretenidas y con muchos elementos para recordar, adoro la
mezcla entre la ficción y la realidad y los juegos de memoria posteriores; pero
cuando se trata de una lectura para aprender, para tomar la lección o
simplemente para aplicar en la vida, no hay nada mejor que las numeraciones o
las viñetas; en todos los casos, participa siempre la razón, la concentración y
el gusto.
Aquí un listado de la tercera
categoría, proviene de un extracto del libro “Autobiografía de un hombre feliz”
de Benjamin Franklin, se trata de 13 virtudes con un pequeño precepto a
continuación. En palabras de Franklin, si nos sometemos al dominio y fortalecimiento
de cada virtud, una a una, semana a semana, tendremos al pasar de un año, 4
veces completado el cuadro de fortalecimiento de ellas, desde luego que no
todos somos Franklin ni a todos pudiera parecernos el orden que él le dio, en
importancia, al dominio de las virtudes. El libro no llegó a mí por casualidad,
si acaso más bien le hizo falta una dedicatoria, que se sustituyó en cada texto
resaltado con marcador, en fin, una lectura breve, amena y muy didáctica, para
quienes hemos tenido que aprender de las señales, los mensajes y el ejemplo.
No es mi propuesta moral para
nadie, es mi ejercicio cotidiano, por tratar de evitar ser todo lo malo que soy
y por llegar a ser, todo lo bueno que creen que puedo llegar a ser, gracias.
·
Templanza: No comas hasta
sentirte harto, ni bebas hasta la ebriedad.
·
Silencio: No hables más
que aquello que pudiera beneficiar a otros o a ti mismo. Evita las
conversaciones triviales.
·
Orden: Ten un lugar para
cada una de tus pertenencias. Ten un momento para cada parte de tu trabajo.
·
Resolución: Lleva a cabo
lo que debes hacer. Haz sin falta todo a lo que te comprometas.
·
Frugalidad: No gastes más
que en lo que les cause bien a otros o a ti mismo. No desperdicies nada.
·
Trabajo: No pierdas el
tiempo. Ocúpate siempre en algo útil. Elimina todo acto innecesario.
·
Sinceridad: No lastimes a
nadie con engaños. Piensa con inocencia y justicia. Si hablas, hazlo bajo estas
premisas.
·
Justicia: No perjudiques a
nadie haciéndole daño ni omitiendo lo que sea tu deber.
·
Moderación: Evita los
extremos, no guardes resentimiento tanto tiempo como crees que otros lo
merecen.
·
Limpieza: No toleres la
falta de limpieza ni en el cuerpo, ni en la ropa, ni en la vivienda.
·
Serenidad: No te dejes alterar
por nimiedades ni por accidentes comunes o inevitables.
·
Castidad: Recurre al acto
sexual rara vez y esto por motivos de salud o descendencia, pero nunca hasta
sentirte harto o débil, y sin que llegues a afectar tu propia paz o reputación
ni la de otra persona.
·
Humildad: Imita a Jesús y
a Sócrates.
EL SEÑOR ÁVILA.
El domingo 25 de
septiembre concluyó en HBO mi serie mexicana favorita, no solo porque su
protagonista, el señor Ávila, y su interprete, Tony Dalton me parecen un buen personaje y un
buen actor, sino por una lista de factores que van desde los actores y el guion
hasta la producción, la música, los efectos especiales, los ambientes sombríos
y el tratamiento de un tema que siempre llama mucho la atención: la muerte.
Desde la óptica
de la serie, todos los personajes viven desahuciados, en sus vidas todo es
incierto, incluso la muerte misma, pues estamos seguros de su suceso, pero no
del momento ni el modo, la vida se convierte entonces en una constante de
acciones y artimañas para evitar la muerte, si acaso para evitar que esta
llegue de manera súbita o dolorosa, hay quienes entonces encuentran gran placer
en matarse poco a poco o por lo menos una bella apología para lo poco que les
importa vivir.
El Señor Ávila,
que al parecer muere en esta tercera temporada, (espero que por tratarse de
HBO, le surtan el mismo remedio que a Jon Snow), trabaja, vendiendo seguros y
después como administrador de una funeraria, ambas actividades, sirven como
pantalla para el verdadero empleo del protagonista, asesino a sueldo.
Durante los más de
30 capítulos que dura la serie, conoces personajes entrañables, que en otro
contexto serian material de desecho, apenas extras en otras historias: Iván,
Ana, los Chivalsik o Sánchez, seres sombríos, casi de historieta, perfectamente
bien interpretados por Carlos Aragón, Camila Selser, Juan Carlos Remolina,
Alfonso Figueroa y James Young.
Hay muchas otras
figuras a lo largo de la serie: Nailea Norvind, Adrián Alonso, Ilse Salas,
Emilio Guerrero, Hernán Mendoza, Joaquín Cosio y María Luisa Flores (bellísima,
aunque me peguen); hasta tristes apariciones como las de Adal Ramones y
Alejandro Sirvent, que ponen en riesgo la fuerza de la ficción.
En fin, no es el
retrato de nada, no contiene elementos de crítica o sátira, es una ficción
ambientada en nuestra realidad, sombría, en la que lo más interesante es que se
trata de una historia donde no hay buenos, porque hasta los buenos, son muy
malos. Se las recomiendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario