Sin embargo, era feliz, conocí a
grandes personas, comenzando por mi jefe, el Licenciado Miguel Salamanca, mi
jefe directo, Memo, mis compañeros, Lalo, Mario, Mañon, Ángel, Román, Alfredo, Rommel,
Celia y desde luego Lety, Angie y Here, sin olvidar a Blanquita y a Belem. Esa
era la tropa que pronto se convirtió en mi familia, me enseñaron a trabajar, a
comprar en abonos, a intercambiar las guardias, a organizar una tanda, pronto
me aprendí sus vidas y ellos la mía.
Me costó trabajo destacar,
probablemente las expectativas conmigo eran mesuradas, sin embargo yo quería
trabajar ahí y aprender, lo que me ayudó a superarme y a salir del IEEM, 3 años
después con un sueldo mucho mejor y con la gran satisfacción de formar parte
fundamental de un área fundamental, la unidad de atención a medios de
impugnación.
Me volví una chucha cuerera para
eso de los medios de impugnación, pasé muchas horas proyectando resoluciones,
haciendo informes circunstanciados, preparando pruebas o en las oficialías de
parte de los tribunales electorales, llegué a decir que si pudiera me dedicaría
el resto de mi vida a eso. Cuando mi papá escuchó aquello, por primera vez,
solo resoplo y continuó con su tema.
Cuando entré al gobierno de
Enrique Peña, fue como subdirector!!!, tenía a mi cargo como a 20 personas,
todos mayores y mucho más experimentados que yo, Tanya, López Camacho, Miguel,
Jacinto, Marcos, mi jefe, Ojeda era un tipo del que aprendí mucho y que me
ayudó a explorar los límites de mis capacidades, también entonces, en la
Procuraduría del Medio Ambiente, dije que podía dedicarme a eso toda mi vida.
Mi papá, observó y medio sonrió.
Luego, un gran amigo me “rescató”
de ir diario a Tlalnepantla y me ofreció trabajo con él, era una decisión difícil,
éramos amigos y se convertiría en mi jefe, al final todo resultó muy bien,
aprendí y crecí profesionalmente como nunca, conocí a muchas, muchas personas
que hoy siguen siendo importantes en mi vida, seguí viniendo al valle de
México, pero esta vez a Ecatepec, mi segundo hogar, (a veces parece el
primero).
Obvio también dije que me podía
dedicar a eso toda la vida.
Cuando me invitaron a la Procu,
como director general, no lo pensé, ni lo dudé, desarrollé otras habilidades,
me reencontré con algunas guardadas y aprendí que la gente decente vale lo que
mil indecentes, colaboré en pocos meses a la modernización y humanización de un
lugar al que resulta difícil ir, ya sea a trabajar o a denunciar.
Ahí ya no dije que me dedicaría a
eso toda la vida.
En abril del 2011, recibí la
invitación más inesperada y espectacular para trabajar que me había ocurrido
hasta entonces, no me iban a pagar y tenía que hacer algo que jamás había hecho
en tan solo 60 días, tenía que viajar diario a Neza, Chimalhuacán y los
volcanes, es la experiencia personal, laboral y profesional, más nutritiva de
mi vida, cada día aprendí más que en toda la vida anterior. Pero no me dedicaría
a eso toda la vida.
A lo que hago actualmente,
tampoco me dedicaría toda la vida, finalmente es la mayor responsabilidad en el
servicio público que he tenido hasta hoy y me fue conferida por el mismísimo
Gobernador del estado, por ello comprendo que no puede ser para toda la vida,
sin embargo, le entrego mi vida porque es lo único a lo que me dedico hoy y es
una oportunidad inmejorable para ayudarle a mucha gente.
Y de eso se trataban los suspiros
de mi papá, él sabía lo que yo quería decir sin que yo mismo lo supiera, soy un
enamorado del trabajo, de lo que hago, sea lo que sea y mientras Dios lo permita,
trabajaré con amor y pasión todos los días, no se trataba de una postura
mediocre o conformista, era mi asunción a la edad adulta, a la convicción de
trabajar, a hacerlo muy bien y sentirme satisfecho cada día de pago.
Finalmente, que sería de nuestras
vidas sin el trabajo, que dignifica, que alimenta, que ocupa, que ayuda, que
sirve, que construye, que defiende y que de paso nos da para vivir.
PD. Al cierre de este hakuna
México lleva 5 medallas y la selección de futbol está en semifinales, solo un
deseo tengo: escuchar el himno nacional y ver nuestra bandera en lo más alto, a
ver si no tengo que auto invitarme a algún inicio de cursos.
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